Las redes sociales plantean un enorme desafío a las leyes creadas para proteger la identidad en los medios de comunicación "tradicionales". ¿Es hora de redefinir estas normas?
Para tratar de dar respuesta a esa pregunta esta semana quiero compartir con ustedes la reflexión que hace sobre este tema mi colega Max Seitz, uno de los responsables de la publicación del contenido de ѿý Mundo.
Una vez más las redes sociales, y en particular Twitter, se encuentran en el centro del debate sobre el derecho a la privacidad y esto también plantea un desafío para la cobertura de ѿý Mundo.
La discusión tiene hoy su epicentro en el Reino Unido con ramificaciones en Estados Unidos. Una serie de británicos famosos han solicitado órdenes judiciales para que la prensa no los identifique al publicar información sobre escándalos personales como infidelidades y otros entretelones de su vida que quieren mantener para sí.
La opción de pedir las llamadas injunctions está garantizada en la legislación británica.
Al evaluar si las conceden o no, los jueces deben sopesar dos derechos que muchas veces se contraponen: el de la privacidad de los individuos y el de la libertad de expresión de los medios de comunicación.
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El caso del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn,
acusado de haber cometido el fin de semana pasado delitos sexuales contra una empleada del hotel donde se hospedaba en Nueva York, pone a prueba la aplicación de los valores editoriales de la ѿý y más importante aún quizás el acatamiento a las leyes británicas sobre la cobertura de este tipo de delitos.
Diría yo que es un ejemplo típico de la clase de periodismo que nos obliga a pensar y no caer en las tentaciones de las simplificaciones efectistas o de revelaciones injustas y prohibidas.
Poco después de que se conociera la noticia de la detención de DSK -como lo llaman en Francia- y las acusaciones en su contra, comenzaron a circular en algunos medios pero sobre todo en las redes sociales distintas teorías sobre su supuesta culpabilidad o la posibilidad de que sea inocente.
Se habla en estos foros desde supuestas obsesiones sexuales hasta complots de sus enemigos políticos que querrían impedir que sea candidato a la presidencia de Francia.
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Mi premisa es sencilla: en muchos aspectos, el periodismo digital (o periodismo del siglo XXI), es en realidad un regreso a prácticas del siglo XIX.
En los últimos años he observado un regreso a los titulares largos, a la pirámide invertida, a la proliferación y desaparición constante de medios de comunicación y a una atenuación -y en algunos casos casi desaparición- de la frontera entre opinión e información.
Todos estos son fenómenos que se vieron en el periodismo anglosajón del siglo XIX y más específicamente, de la Revolución Industrial.
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Eran más o menos las diez y cuarto de la noche cuando en la televisión hicieron el inesperado anuncio de que el presidente Barack Obama iba a dar un mensaje al país a las diez y media. Esto sólo puede ser algo relacionado con Osama bin Laden, lo capturaron o lo mataron pensé; pero al parecer no fui el único ni el primero en pensarlo.
La Casa Blanca envió un correo electrónico a las 9:45 p.m. a todos los periodistas acreditados avisando sobre el anuncio presidencial, aunque sin especificar el tema.
Sin embargo, alrededor de una hora antes ya había comenzado a circular en Twitter la versión sobre la muerte de Bin Laden.
El presidente recién confirmó la noticia a las 11:35 de la noche.
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