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La falta de liderazgo no es un misterio insondable

Raúl Fain Binda | 2007-03-29, 14:49

Blog de Lalo A Steve McClaren, el entrenador de Inglaterra, se le hace un nudo en la garganta y deja plantados a los periodistas, espetándoles “escriban lo que quieran”, como diciendo “total, siempre será basura”. Luis Aragonés, el entrenador de España, les grita a los periodistas que “no les dejará mentir”.

Inglaterra había empatado sin goles ante Israel y luego ganado 3 a 0 a Andorra, jugando muy mal; España jugó mal al superar 2 a 1 a Dinamarca, dejando mejor impresión en el . ¿Es para tanto? Pues sí.

Los dos entrenadores se creen víctimas de una conspiración. No les falta razón, porque en muchos casos los periodistas, en vez de analizar, se limitan a expresar la opinión mayoritaria de sus lectores u oyentes.

En la era de la televisión, como explicaba recientemente el escritor y juez argentino Héctor Tizón, se sacraliza la reacción popular: basta que haya una protesta para que se le dé crédito, sin considerar sus méritos, con lo que la justicia se convierte en venganza.

Así, McClaren fue un macho, un espíritu independiente y renovador, cuando despidió a David Beckham, al principio de su gestión, mientras que ahora, poco tiempo después, es un pelele sin imaginación ni rumbo, incapaz de tomar decisiones. Y ya muchos piden que vuelva Beckham.

Inglaterra y España son los dos grandes underachievers del fútbol europeo. Underachiever es una palabra inglesa que designa a una persona que no rinde al nivel de su capacidad. Y no cabe duda que ingleses y españoles tengan capacidad para rendir más en torneos de selecciones nacionales.

En esta campaña de clasificación para la Eurocopa 2008, los resultados han sido mediocres, pero en grupos de siete equipos el programa de partidos es extenso y las oportunidades de puntuar numerosas.

Inglaterra ha jugado seis veces y tiene 11 puntos, igual que Israel y Rusia, y dos menos que Croacia. Teniendo en cuenta la debilidad del grupo, integrado también por Macedonia (7) Andorra (0) y Estonia (0), la clasificación no debería ser un problema.

España está en una situación similar: tercero en su grupo con 9 puntos y cinco partidos jugados. El grupo está encabezado por Irlanda del Norte (13) y Suecia (12); luego se encolumnan Dinamarca (7), Latvia (3), Liechtenstein (3) e Islandia (3).

Los mayores responsables de la mala campaña no son los jugadores ni los entrenadores, sino los dirigentes.

En el caso español, retuvieron a un entrenador agotado por el proceso anterior. Es cierto que el equipo tuvo una decorosa actuación inicial en Alemania, pero la clasificación previa fue angustiosa y los jugadores (y la nación) ya se habían hecho a la idea de un cambio, anunciado por el propio Aragonés.

Desde el comienzo de la nueva campaña, el veterano ha dado la impresión de estar cansado, o hastiado, con un aire de “no me vengan a mí con cuentos, que he oído muchos”. Esta actitud puede venirle bien a un cacique apache en un consejo de guerra, pero no al líder de un seleccionado de fútbol.

En el caso inglés, la torpeza de los dirigentes ha sido más grave aún. El error comenzó durante la gestión anterior, de Sven Goran Eriksson, un técnico complaciente, prisionero de sus jugadores estrellas.

Cuando esto se hizo evidente, Eriksson aprovechó una coyuntura política para negociar la extensión de su contrato, con un jugoso aumento, blindándose ante la posibilidad de despido. Fue necesario un escándalo grotesco, con un periodista disfrazado de jeque árabe, para que finalmente se llegase al acuerdo de poner fin al contrato al finalizar el mundial, por el que Inglaterra pasó con un juego miserable y gruesos errores técnicos.

¿Y qué hacen los genios de la Asociación Inglesa de Fútbol? Pues nombran a su lugarteniente, Steve McClaren, un técnico timorato, sin capacidad de liderazgo y con las aptitudes para las relaciones públicas de un erizo.

No hace falta ser experto en selección de personal para saber que, cuando se debe reemplazar al jefe de un equipo que ha perdido la moral, conviene traer a una escoba nueva, y si por alguna razón se piensa en el “número dos” (por economía, o porque el público pide “un inglés”), conviene cerciorarse que se trata de alguien capaz de ofrecer algo realmente diferente a su predecesor.

Tanto en Inglaterra como en España, lo que está ocurriendo con sus seleccionados no revela, como creen algunos, la mediocridad del fútbol nacional, sino los errores en la designación de los técnicos y también las características nacionales de esa alquimia misteriosa de la que es capaz el liderazgo en un deporte de grupo.

Y es cierto que sobre liderazgo no se puede legislar. Sólo es necesario identificarlo y dejar que obre su milagro.

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 11:29 AM del 30 Mar 2007, Andrew Cameron ó:

    Hace falta mucha paciencia para tolerar a McClaren, pero la brutalidad de los aficionados que lo insultaron en Barcelona, y tambien la incontancia de los periodistas me dan ganas de simpatisar con el.

  • 2. A las 11:35 AM del 30 Mar 2007, Pedro Comparada ó:

    Estoy de acuerdo. Luis no ofrece liderazgo, solo espera que se lo reconozcan, y parece ofendido cuando alguien señala esta realidad. Una cosa es no retirar la confianza en forma prematura, y otra no hacer correciones cuando son necesarias.

  • 3. A las 05:32 PM del 30 Mar 2007, Aniceto Elgallo ó:

    Estoy de acuerdo. El liderazgo es el nexo misterioso entre el jefe y la tropa, y no se instituye por contrato. Y lo que muchos dirigentes no aprenden es a identificar el momento en que el lazo se rompe. Cuando eso ocurre, el lider ya no puede liderar ni a su propia familia.

  • 4. A las 07:31 PM del 30 Mar 2007, Elena S ó:

    Yo propongo que la gente deje trabajar tranquilos a los expertos. Para que fueron contratados? En la vida estamos siempre cediendo ante las exigencias de los violentos y de los intransigentes, de los fanaticos, tanto en deporte como en otras cosas. Yo propongo resistir.

  • 5. A las 11:43 PM del 05 Abr 2007, maria emilia novoa ó:

    Las palabras de Hector Tizon son las justas y correctas.
    Es el más grande escritor latinoamericano, profundo sensible no suficientemente leido como yo desearia.

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