La falta de liderazgo no es un misterio insondable
A Steve McClaren, el entrenador de Inglaterra, se le hace un nudo en la garganta y deja plantados a los periodistas, espetándoles “escriban lo que quieran”, como diciendo “total, siempre será basura”. Luis Aragonés, el entrenador de España, les grita a los periodistas que “no les dejará mentir”.
Inglaterra había empatado sin goles ante Israel y luego ganado 3 a 0 a Andorra, jugando muy mal; España jugó mal al superar 2 a 1 a Dinamarca, dejando mejor impresión en el . ¿Es para tanto? Pues sí.
Los dos entrenadores se creen víctimas de una conspiración. No les falta razón, porque en muchos casos los periodistas, en vez de analizar, se limitan a expresar la opinión mayoritaria de sus lectores u oyentes.
En la era de la televisión, como explicaba recientemente el escritor y juez argentino Héctor Tizón, se sacraliza la reacción popular: basta que haya una protesta para que se le dé crédito, sin considerar sus méritos, con lo que la justicia se convierte en venganza.