![]() |
| ![]() | |
| | | | | | |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() ![]() La ѿý debe respetar el derecho a la privacidad de las personas, reconociendo –sin embargo- que cualquier intromisión sólo puede justificarse en pro de un bien superior, como el bien común. El derecho a la privacidad se ve limitado por el interés público cuando se puede ocultar información que afecte el bien de la comunidad. Asimismo, un individuo tiene menos derecho a la privacidad cuando su conducta es criminal o marcadamente antisocial. El derecho a la privacidad es claramente mayor en el hogar que en lugares públicos. En ese marco, la ѿý establece que el comportamiento de las personas, la correspondencia y conversaciones realizados en privado no deben darse a conocer, a menos que sean de claro interés público. El derecho a la privacidad – Beatriz Gómez, Sección Latinoamericana de la ѿý. Cuando escuché su voz, tuve la certeza de que era la de Fanny Alba. Llevaba horas tratando de comunicarme con ella. Ese día, el 12 de Junio de 2001, la noticia recorrió el mundo. Su esposo, Guillermo Sobero, había sido decapitado por los guerrilleros separatistas filipinos Abu Sayyaf, quienes lo habían tomado de rehén el 27 de mayo. El jefe de información me encargó la tarea de encontrar a la esposa de Sobero y de lograr su testimonio. Después de marcar una y otra vez, por fin la tenía en la línea. "Señora, por favor no me cuelgue", le supliqué. El dolor "Le ruego que nos disculpe. Sabemos que éste es un momento de gran dolor para usted y su familia y créame que no queremos perturbarla. Pero le pido –por favor-, que comprenda que tenemos que informar, y que usted es la persona más adecuada para hablar". "Sólo quisiéramos saber si usted ha recibido confirmación oficial sobre la muerte de su esposo”. La señora Alba no había recibido ninguna confirmación del FBI ni del departamento de Estado. Sólo sabía que las autoridades filipinas tenían que hacer unas pruebas para confirmar si los restos hallados eran de su esposo. "Éstos deben haber sido unos días de mucha angustia para usted y sus hijos", pregunté. "Sí", respondió, "especialmente para mí, porque mis niños no saben nada en absoluto, y yo me encuentro en la situación de tener que prepararme para, cuando llegue el momento, ver cómo presentárselos". ¿Qué edad tienen sus niños?, le pregunté. "Seis, tres y dos años", comentó. Le pregunté por qué su esposo había viajado a las Filipinas, y cómo había sido secuestrado por guerrilleros de ese país. El terreno de la intimidad Pero para mi absoluta sorpresa, la señora Alba comenzó a hacer una confesión sobre las intimidades de su matrimonio, relacionadas con el viaje durante el cual su esposo perdió la vida. A esas alturas de la entrevista yo comprendí que sus desgarramientos personales no tenían que ver con el asunto meramente periodístico. Pero ella había decidido "hablar de una vez por todas para que la prensa deje de especular y de publicar intimidades de mi matrimonio". Habíamos entrado a un terreno impensable para nosotros. Comprendí que había estado bajo presión de medios sensacionalistas para que revelara su intimidad. Respeto a la privacidad Siempre he compartido ese principio esencial de la ѿý del respeto a la privacidad de las personas. Sentí la injusticia de la situación en la que algunos medios de prensa habían colocado a Fanny de Sobero, obligada a revelarle al mundo la intimidad de su matrimonio. Traté de imaginarme la dimensión de su humillación. La escuché unos minutos y me despedí. Cuando le comenté al jefe de información lo que había ocurrido, él, sin pensarlo dos veces, dijo: "Esa parte no se publica". Me sentí orgullosa y a la vez privilegiada de trabajar en un medio de comunicación que respeta los terrenos de la intimidad. Edité la primera parte de la entrevista y el resto nunca salió al aire. |
![]() | |||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() | |||
![]() ![]() |
^^ Arriba | ![]() |