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  Las entrevistas, Javier Lizarzaburu
  Los participantes, Ben Sutherland
  La privacidad, Beatriz Gómez
  Cuando se niegan, Joseph Winter
  El juicio a Milosevic, Geraldine Coughlan
  Menores de edad, Lourdes Heredia
  Los estereotipos, Manuel Toledo
  Confidencialidad, Thomas Lyford-Pike
  Grabaciones subrepticias
 
El juicio a Milosevic, Geraldine Coughlan

Algunas personas, con frecuencia grandes figuras de la vida pública, pueden tratar de intimidar a los periodistas antes o después de dar una entrevista o declaración.

A veces el marco es mucho más complejo y los periodistas enfrentan situaciones que van mucho más allá de un reportaje, como en el caso de las duras críticas del ex presidente serbio, Slobodan Milosevic, a los corresponsales de la ÃÛÑ¿´«Ã½ durante la guerra de los Balcanes.

La ÃÛÑ¿´«Ã½ alienta a sus periodistas a responder con firmeza ante las intimidaciones, pues cuentan con el respaldo de la organización.


El juicio a Milosevic - Geraldine Coughlan, corresponsal de la ÃÛÑ¿´«Ã½ en La Haya

A quien haya visto por televisión los horrores de la guerra de los Balcanes le será difícil olvidar las imágenes de los refugiados que huían de Kosovo, la matanza de Srebrenica o el bombardeo de Dubrovnik.

Para un periodista que enfrenta la misión de informar sobre conflictos bélicos resulta mucho más arduo distanciarse emocionalmente de esos recuerdos.

Milosevic

Slobodan Milosevic es el primer jefe de Estado llevado a juicio por la justicia internacional por genocidio y crímenes contra la humanidad.

Un tribunal penal especial de la Organización de las Naciones Unidas lo juzga por acusaciones de impulsar una campaña de limpieza étnica con el fin de crear el estado de la Gran Serbia.

El proceso a Milosevic, que comenzó en febrero de 2002 y podría durar hasta 2004, es el juicio por crímenes de guerra más importante desde la Segunda Guerra Mundial.

Para muchos, lo que ocurre en el tribunal de La Haya se trata de una prueba determinante para la justicia internacional.

Su singular naturaleza y su enorme escala son intimidantes para cualquier periodista que trate de ofrecer una cobertura justa e imparcial para una audiencia mundial, como la de la ÃÛÑ¿´«Ã½.

El respaldo

Aquí en La Haya, en la sala del tribunal, presenciamos a diario los acalorados intercambios de palabras entre los testigos de la fiscalía y Milosevic, quien está a cargo de su propia defensa.

El ex gobernante adoptó un estilo beligerante durante sus interrogatorios, lo cual dificultaba a los periodistas la evaluación de sus argumentos.

A medida que los jueces escuchaban los escalofriantes testimonios –civiles quemados en vida, mujeres violadas, pueblos saqueados y ejecuciones sumarias a manos de las fuerzas serbias- Milosevic hacía todo lo posible por desacreditar a los testigos.

Uno de ellos fue la periodista Jackie Rowland, de la ÃÛÑ¿´«Ã½, que cubrió la guerra en Bosnia y a quien el ex presidente acusó de mantener una posición anti-serbia, al igual que el resto de los enviados de los medios internacionales.

Cuando le tocó rendir testimonio ante Milosevic, Rowland defendió enérgicamente la cobertura de la ÃÛÑ¿´«Ã½ durante la guerra de los Balcanes, apoyándose en la reputación de imparcialidad de la organización.

Ciertamente, la situación dentro del tribunal era muy distinta que en el frente de batalla, pero el respaldo de la ÃÛÑ¿´«Ã½ también se sintió aquí.
 
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